domingo, 2 de diciembre de 2007

17223La disminución de la turgencia de la piel se demuestra cuando la piel del dorso de la mano del adulto o del abdomen de un niño se hala por unos segundos y no retorna a su estado original. Éste es un signo avanzado de deshidratación.

Significa que el cuerpo no tiene tanta agua y líquidos como debiera y puede ser causada por la pérdida excesiva de líquidos, el consumo insuficiente de agua o líquidos, o una combinación de ambos. El vómito y la diarrea son las causas más comunes.

Debido a su peso corporal pequeño y las altas tasas de metabolismo para el agua y los electrolitos, los bebés y niños son más susceptibles a la deshidratación que los adultos. Así mismo, los ancianos y las personas con enfermedades están en un riesgo mayor de sufrir esta afección.

La deshidratación se clasifica en leve, moderada o severa sobre la base del porcentaje de líquido corporal que se ha perdido o que no se ha repuesto. La deshidratación severa es una situación de emergencia potencialmente mortal.

Causas, incidencia y factores de riesgo

El cuerpo puede perder demasiados líquidos a causa de:

La persona podría no ingerir suficientes líquidos debido a:

La deshidratación en niños enfermos a menudo es una combinación tanto de la renuencia a comer o beber cualquier cosa como de la pérdida de líquidos a causa del vómito, la diarrea o la fiebre.


Síntomas

  • Boca pegajosa o reseca
  • Disminución o ausencia de producción de orina; la orina concentrada aparece de color amarillo oscuro
  • Ausencia de producción de lágrimas
  • Ojos hundidos
  • Fontanelas (puntos blandos en la parte superior de la cabeza) bastante hundidas en el bebé
  • Estado letárgico o comatoso (con deshidratación severa)

Además de los síntomas de la deshidratación real, es posible que la persona también presente vómitos, diarrea o una sensación de "no poder retener nada", los cuales podrían estar causando dicha deshidratación.


Signos y exámenes

El examen físico puede mostrar también signos de:

Los exámenes pueden ser:

Se pueden realizar otros exámenes para determinar la causa específica de la deshidratación (como por ejemplo azúcar en sangre para verificar la presencia de diabetes).


Tratamiento

Tomar líquidos generalmente es suficiente en casos de una deshidratación leve. Es mejor suministrar con frecuencia pequeñas cantidades de líquidos cómodos para el paciente: café, jugos, agua...(1400 ml/día), utilizando una cuchara o una jeringa, en vez de forzar al bebé o al niño a beber una cantidad grande de líquido de una sola vez, ya que esto puede producir más vómito.

Las soluciones de electrolitos o las paletas de helados son especialmente efectivas y están disponibles en las farmacias. Las bebidas para deportistas contienen mucho azúcar y pueden causar o empeorar la diarrea. Igualmente, se debe evitar el uso del agua como primer recurso de reemplazo de líquidos en bebés y niños.

En los casos de deshidratación moderada a severa, puede ser necesaria la hospitalización del paciente y la administración de líquidos intravenosos. El médico intentará determinar y luego tratar la causa de la deshidratación.

La mayoría de casos de virus estomacales (también llamada gastroenteritis viral) tiende a resolverse espontáneamente después de unos cuantos días. Ver también: diarrea


Pronóstico

El rápido reconocimiento y tratamiento de la deshidratación suele producir buenos resultados.


Complicaciones

La deshidratación severa no tratada puede producir convulsiones, daño cerebral permanente o muerte.


Situaciones que requieren asistencia médica

Se debe llamar al 061 (en Galicia) si un adulto o un niño presentan los siguientes síntomas:

  • Vértigo
  • Mareo
  • Letargo
  • Confusión

Se debe llamar al médico de inmediato si un adulto o un niño presenta cualquiera de los siguientes síntomas:

  • Ausencia de producción de lágrimas
  • Ojos hundidos
  • Ausencia o poco gasto urinario durante 8 horas
  • Piel reseca que regresa a su posición lentamente al pinzarla en un pliegue
  • Resequedad en la boca y en los ojos
  • Fontanelas hundidas en la cabeza de un bebé
  • Latidos cardíacos rápidos
  • Sangre en las heces o en el vómito
  • Diarrea o vómito en bebés menores de dos meses de edad
  • Desgano o inactividad

Igualmente, los padres deben consultar con el médico si no están seguros de si están funcionando o no los intentos por darle los líquidos apropiados al bebé.

Asimismo, se debe buscar asistencia médica si:

  • Se presenta una enfermedad combinada con la incapacidad de retener líquidos.
  • El vómito se ha presentado en forma continua durante más de 24 horas en un adulto o más de 12 horas en un niño.
  • La diarrea ha durado más de 5 días en un adulto o en un niño.
  • El bebé o el niño es mucho menos activo de lo usual o está irritable.
  • El adulto o el niño presenta micción excesiva, especialmente si hay antecedentes personales o familiares de diabetes o la persona está tomando diuréticos.

Prevención

Incluso cuando la persona está bien de salud, debe consumir mucho líquido todos los días y más cuando el clima es cálido o está haciendo ejercicio.

Es importante vigilar cuidadosamente a alguien que esté enfermo, especialmente un bebé, un niño o una persona de edad avanzada y en caso de sospecharse de un proceso de deshidratación, se debe buscar asistencia médica antes de que la persona desarrolle una deshidratación moderada o severa. Asimismo, se debe iniciar el reemplazo de líquidos tan pronto como comience a presentarse el vómito y la diarrea y NO esperar a que aparezcan los signos de deshidratación.

Siempre se debe animar a la persona a consumir líquidos en el transcurso de una enfermedad y no olvidar que las necesidades de líquidos son mayores cuando la persona tiene fiebre, vómitos o diarrea. Los signos más fáciles de vigilar son el gasto urinario (debe haber pañales húmedos o idas al baño frecuentes), saliva en la boca y lágrimas al llorar.


Referencias

Barkin RM, Ward DG. Infectious diarrheal diseases and dehydration. In: Marx J, ed. Rosen’s Emergency Medicine: Concepts and Clinical Practice. 6th ed. St Philadelphia, Pa: Mosby Elsevier; 2006:chap 171.

Landry GL. Heat injuries. In: Kliegman RM, Behrman RE, Jenson HB, Stanton BF, eds. Nelson Textbook of Pediatrics. 18th ed. Philadelphia, Pa: Saunders Elsevier; 2007:chap 688.

MEDLINE. Enciclopedia Médica. http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/encyclopedia.html 2009

2009






Datos personales